Descubren en Mahahual una Aldea Maya entre Cenotes

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Arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en Quintana Roo han realizado un emocionante descubrimiento que arroja luz sobre la enigmática historia de las comunidades mayas. El hallazgo se produjo después de que el propietario de un terreno solicitara la intervención del INAH para investigar lo que inicialmente se creía que eran muros de piedra apilados.

Sin embargo, lo que se creía que eran muros de piedra resultaron ser antiguas albarradas que datan de al menos 450 años atrás y que tenían la función de delimitar múltiples huertos. Este sorprendente descubrimiento arroja una nueva perspectiva sobre la organización y la vida de los habitantes prehispánicos de la región.

En el transcurso de la investigación, los arqueólogos se enfocaron en un área de 450 x 1500 metros y se quedaron impresionados por el trazo y organización de lo que parece ser una aldea maya. En esta primera fase de exploración, se identificaron 80 construcciones que, según los especialistas, corresponden a edificaciones habitacionales.

Además de las estructuras habitacionales, se han registrado pozos naturales y artificiales, conocidos como "sartenejas," que desempeñaron un papel esencial en la gestión del agua en la aldea. También se encontraron artefactos similares a vasijas utilizados para este fin. En los alrededores de la aldea maya, se descubrieron numerosos recursos naturales, como cenotes, cuevas y grutas.

El arqueólogo Fernando Cortés Brasdefer, líder de la investigación, confirmó que las investigaciones están lejos de terminar. Se cree que en el sitio podrían existir construcciones relacionadas con la élite de la sociedad maya, como áreas rituales y centros ceremoniales o religiosos. Este hallazgo es de suma importancia para entender la organización y la vida cotidiana de estas comunidades antiguas.

Se especula que los habitantes prehispánicos que vivían en esta aldea, ubicada en medio de la selva y los manglares de la península, a pocos kilómetros de la frontera con Belice, se dedicaban a la pesca y la agricultura, así como al intercambio de bienes con comunidades cercanas. Este descubrimiento abre la posibilidad de que aún haya más aldeas mayas ocultas bajo la densa vegetación de la selva, esperando a ser descubiertas.

Por el momento, este hallazgo marca el registro de la primera aldea pesquera posclásica en esta región de México, brindando una pieza fundamental para arrojar luz sobre cómo se organizaban y vivían las enigmáticas comunidades mayas. Las investigaciones continúan, y se espera que los resultados futuros revelen aún más secretos de esta fascinante civilización.