5 Leyendas Hermosas de Yucatán y el Pájaro Toh
Déjanos transportarte a muchos años atrás con estas leyendas originarias de Yucatán
27 de octubre de 2020 Mitos y Leyendas
¡Hola gente linda de TOP Yucatán! Sabemos que les ha gustado la primera parte de las leyendas más famosas de Yucatán ¿no?, por eso hemos venido a contarte unas cuantas leyendas más: trágicas, románticas, melancólicas. Los mayas eran unos maestros a la hora de hacer reflexionar y emocionar a sus contemporáneos.
Déjame transportarte a muchos años atrás con estas leyendas.
Leyenda de la Flor de Mayo
Foto por: kanankab
Un hombre maya se encontraba casado con una mujer y tristemente no podían tener hijos. El hombre siempre pedía a los dioses que le mandaran una hija tan hermosa como la constelación que todas las noches admiraba: La constelación de la Cruz del sur.
Los dioses, de tanto escuchar sus insistencias, decidieron concederle su deseo: le enviaron una niña de pálida piel, tan blanca como la luz de la luna. Al principio se quedaron extrañados ya que no era de color moreno como los mayas.
De las estrellas había nacido la bebé. Era una de las tantas estrellas de la constelación. Blanca y delicada como una flor, por la que decidieron llamarla Sac Nicté (Flor Blanca en Maya).
Su salud iba empeorando con el paso del tiempo, y su piel se tornaba más blanca aún. Ella quería regresar con las estrellas donde pertenecía, terminando por fallecer un mayo. El hombre maya se encontraba tan desconsolado, hasta que su hija se le apareció en sueños, diciéndole: Padre, no llores más, ya que en este momento estoy bien. He regresado al cielo, al costado de mis hermanas, las estrellas, pero cada mayo mi alma va a volver a la tierra transformada en flor.
Al año siguiente, sobre la tumba de su hija, comenzaron a florecer unas flores blancas y hermosas cada mayo, fechas en la que la constelación del sur brillaba más fuerte. De ahí su nombre “Flor de Mayo”.
Leyenda del Makech
Foto por: Unión Yucatán
Cuzán era una princesa que tenía los cabellos como las golondrinas, razón por la cual llevaba ese nombre. Era la hija preferida de Ahnú Dtundtunxcaán, “el gran Señor que se sumerge en el cielo”. Tan rápido Cuzán tuvo edad para el matrimonio, su padre organizó una boda con el hijo del Halach Uinic de la enorme localidad de Nan Chan.
Tan pronto, Cuzán tuvo 18 años, su padre concertó su matrimonio con el príncipe Ek Chapat, que era el futuro señor de todo el reino. Pero un día, cuando su hija fue a visitar al gran señor, lo encontró conversando con un chico llamado Chalpol (cabeza roja). A partir de ese instante los dos quedaron eternamente enamorados.
Pero cuando el rey se enteró que Chalpol era el amante de su hija, se enfureció tanto que mandó a sacrificarlo. Pero Cuzán le imploró que no lo hiciera y que ella a cambio lo dejaría de ver para siempre y aceptaría casarse con Ek Chapat.
Ya entrada la noche, cuando estaba por celebrarse el matrimonio; un hechicero se acercó a Cuzán y le dio un escarabajo, y le dijo: "Cuzan, acá tienes a tu amado Chalpol, tu padre le concedió la vida, pero me pidió que lo convirtiera en un insecto por haber tenido la osadía de amarte". Cuzán, lo tomó en sus manos y dijo: "Juré nunca separarme de ti y cumpliré mi promesa".
El mejor joyero del reino, lo cubrió de piedras preciosas y lo ató de una patita a una cadena de oro puro. Tan pronto como estuvo listo, Cuzán se lo puso en el pecho y dijo: "Makech, eres un hombre, estarás siempre junto a mi corazón, escuchando como late".
Leyenda del pájaro T’ho
El pájaro T’ho pertenecía a la realeza de las aves en la selva maya. En aquel entonces tenía una larguísima cola de colores espectaculares. Era tan bella, que por eso mismo se le consideraba un ave superior. Todos los animales admiraban su bello plumaje y la trataban con especial deferencia.
Decía que no podía trabajar, porque temía que su bella cola se estropeara. Así que los demás pájaros tenían que conseguirle la comida y el agua. También elaborar sus nidos y preparar el sitio donde iba a dormir.
Una noche cualquiera, el búho, que era el más sabio de todos, dijo que se avecinaba una aterradora tormenta. Inmediatamente todos los pájaros se pusieron a trabajar para hacer un refugio. Sin embargo, el pájaro T’ho estaba esperando a que los otros terminaran de construir el refugio para resguardarse en él. Molestos le pidieron que también ayudara.
El pájaro T’oh se molestó por la exigencia de sus compañeros. Sin embargo, temiendo que lo dejaran sin lugar en el refugio, se unió a los constructores. Pasaron apenas unos cuantos minutos y se fatigó. Aprovechó un descuido de los demás y se escondió en una cueva.
Una vez estuvo dentro de la cueva, se recostó y se quedó dormido. Ni siquiera notó en qué momento comenzó la tormenta. Lo malo es que la cueva era muy pequeña y toda su hermosa cola quedó colgando por fuera del lugar, pero eso no le importó. Los demás pájaros salieron cantando de su refugio y el pájaro Toh de su cueva.
Tan pronto vio que la lluvia había cesado, se fue de nuevo al jardín real para seguir su rutina diaria. Sin embargo, cuando llegó todos comenzaron a reírse de él. Poco quedaba de aquella cola majestuosa, que la tormenta había destrozado por completo. Avergonzado, el pájaro Toh volvió a la cueva y no volvió a salir de allí. El castigo para su soberbia y su egoísmo fue tener que vivir solo, en un sitio apartado y trabajar por siempre para guiar a los exploradores.
La leyenda de Chechén y Chacáh
Dicen que, por cada árbol Chechén siempre puedes encontrar un Chacáh. Un árbol es veneno y el otro es antídoto.
Kinich y Tizic eran dos guerreros valientes y además hermanos, pero de personalidades opuestas. Kinich era un joven amable, atento y respetado por su gente. Su hermano más grande Tizic era un individuo de corazón frío con un carácter irritante y molesto. Un día los dos conocieron a Nicté Há, una mujer hermosa y de corazón puro que conquistó a estos guerreros.
Sucedió que estos dos hermanos se enamoraron de la misma mujer. Al enterarse que competían por el amor de la hermosa doncella Nicté Há, Tizic desafió a Kinich a un duelo a muerte.
Lamentablemente, el desafío tuvo un final trágico y los dos hermanos fallecieron en los brazos del otro. Cuando llegaron al otro mundo, pidieron perdón a los dioses, rogándoles que volvieran a conocer a su amada Nicté Há.
De esta manera es como Tizic regreso al mundo de los vivientes en forma de un árbol de chechén, que envenenaría secretamente sus ramas y quemaría a cualquier persona que se le acercara. Kinich, además, renació como el árbol de Chacáh. Cuya savia curaría todo lo tóxico del chechén.
Nicté Há murió de tristeza cuando se dio cuenta de la trágica historia de los hermanos guerreros. Cuando llegaron al otro mundo, los dioses fueron amables con ella. Permitiéndole renacer en la tierra como una hermosa flor blanca cerca del agua, también se conoce como un lirio.
La leyenda de la piel de venado
Foto por: viveusa
Cuenta la leyenda, que hubo una época en la que la piel del venado era distinta a como hoy la conocemos. En ese tiempo, tenía un color muy claro, por eso el venado podía cazarse con facilidad.
Un día, un pequeño venado bebía agua cuando escuchó voces extrañas; al voltear vio que era un grupo de cazadores que disparaban sus flechas contra él. Muy asustado, el venado corrió tan veloz que no vio el camino y cayó a una cueva. Para suerte del venado, en esta cueva, vivían tres genios buenos, le ayudaron a curar su pata, pues al caer se había lesionado.
Pasaron los días, y cuando el venado se repuso de sus lesiones, se despidió, muy agradecido, de los tres genios, pero antes de que se fuera, uno de ellos le dijo: "¡Espera! No te vayas aún; queremos concederte un don, pídenos lo que más desees."
Sin pensarlo dos veces, el venado pidió que todos, los de su especie, estén protegidos de los hombres. Entonces uno de los genios tomó un poco de tierra y la echó sobre la piel del venado, al mismo tiempo que otro de ellos le pidió al sol que sus rayos cambiaran de color al animal.
Poco a poco, la piel del cervatillo dejó de ser clara y se llenó de manchas, hasta que tuvo el mismo tono que la tierra que cubre el suelo de El Mayab.
Desde ese día, la piel del venado representa a El Mayab: su color es el de la tierra y las manchas que la cubren son como la entrada de las cuevas.
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